SOMBRAS DE MERCENARIOS: LA HUELLA ISRAELÍ EN BELLO

 

SOMBRAS DE MERCENARIOS: LA HUELLA ISRAELÍ EN BELLO


"El mercenario no lucha por la bandera, sino por el botín" - Proverbio árabe


En el Valle de Aburrá, Bello emerge hoy como la "Ciudad de los Artistas", un municipio con una rica tradición cultural que contrasta con un pasado complejo. Este territorio, que actualmente se levanta con expresiones artísticas y culturales, vivió una época oscura cuando, a miles de kilómetros, ex militares israelíes firmaban contratos que cambiarían para siempre el panorama de la violencia en Colombia.

EL PACTO SINIESTRO

Magdalena Medio, 1984. Un grupo de 50 hombres sigue instrucciones en medio de la espesura colombiana. La voz que los dirige habla un idioma extraño: hebreo. El instructor es Yair Klein, excoronel de las Fuerzas de Defensa de Israel. No está solo. Junto a él, tres oficiales de reserva israelíes —Moises Spector, Abraham Tzadaka y Yaacov Biran— implementan un programa de entrenamiento que revolucionará las tácticas del terror en Colombia.

La realidad detrás de estas operaciones iba más allá de simples entrenamientos a paramilitares. Se estaba configurando un nuevo modelo de violencia, importando métodos de contrainsurgencia desarrollados en Medio Oriente que resultarían devastadoramente efectivos en el contexto colombiano.

Según investigaciones periodísticas y archivos judiciales, estos mercenarios israelíes capacitaron tanto a grupos paramilitares financiados por ganaderos como a sicarios al servicio de Pablo Escobar. El precio del entrenamiento: 1.5 millones de dólares, según testimonios de la época.

BELLO: TERRITORIO DE SOMBRAS Y CONTRADICCIONES

Mientras esto ocurría, Bello experimentaba una transformación radical. Sus barrios populares, habitados principalmente por familias trabajadoras, comenzaron a ver la infiltración de una nueva economía: el sicariato.

La ubicación geográfica de Bello lo convirtió en un punto estratégico. Su proximidad a Medellín, combinada con la relativa autonomía municipal y la presencia de barrios de difícil acceso, creó el ambiente perfecto para que floreciera esta actividad criminal.

Las calles de Bello se convirtieron en espacios donde jóvenes, algunos apenas adolescentes, ofrecían sus "servicios" como asesinos a sueldo. La tarifa por un asesinato común oscilaba entre 500.000 y 2 millones de pesos de la época. Los "trabajos" más complicados, especialmente contra figuras políticas o judiciales, podían alcanzar decenas de millones.

La realidad cotidiana mostraba dos mundos paralelos: por un lado, la gente trabajadora que se levantaba al amanecer para ir a las fábricas; por otro, los jóvenes que manejaban millones, tenían motos de lujo y reclutaban a otros jóvenes para "trabajitos".

LA CONEXIÓN CONFIRMADA



En 1989, un video sacudió la opinión pública internacional. Las imágenes mostraban a Klein entrenando a docenas de hombres en tácticas militares avanzadas mientras se escuchaban instrucciones en hebreo. Entre los aprendices se encontraba Alfredo "Vladimir" Vaquero, reconocido sicario del Cartel de Medellín.

Este documento audiovisual de 48 minutos confirmó lo que muchos sospechaban: la profesionalización del sicariato colombiano tenía un componente extranjero clave. Los métodos israelíes, desarrollados durante décadas de conflicto en Medio Oriente, estaban siendo transferidos a los grupos armados colombianos.

Lo distintivo de este entrenamiento fue su enfoque en tácticas urbanas. No solo enseñaban a disparar; mostraban cómo planificar operaciones complejas, rastrear objetivos, establecer rutas de escape y, crucialmente, cómo mantener estructuras jerárquicas efectivas que resistieran la presión de las autoridades.

LOS INTERESES OSCUROS DE ISRAEL EN COLOMBIA

¿Por qué Israel permitió que sus exmilitares participaran en esta operación? La investigación revela una estrategia geopolítica de múltiples capas que evidencia los intereses oscuros de este país en el conflicto colombiano:

  1. Guerra Fría en América Latina: Israel actuaba como aliado estratégico de Estados Unidos para contener la influencia soviética en la región, utilizando métodos cuestionables que incluían el apoyo a grupos paramilitares.

  2. Mercado de armamento: Colombia representaba un cliente potencial para la industria militar israelí. Entre 1982 y 1990, el ejército colombiano adquirió miles de fusiles Galil y subametralladoras Uzi. La violencia escalada garantizaba un mercado en expansión para armamento israelí.

  3. Doctrina de "seguridad periférica": La política exterior israelí buscaba aliados no árabes en zonas estratégicas, usando compañías privadas como pantalla para operaciones encubiertas que facilitaban la expansión de su influencia.

  4. Experimentación de tácticas: Colombia se convirtió en un laboratorio donde Israel podía probar técnicas de contrainsurgencia en un contexto distinto al del Medio Oriente, perfeccionando métodos que luego serían aplicados en otros escenarios.

La empresa de Klein, Spearhead Ltd, operó con licencia oficial del Ministerio de Defensa israelí hasta 1987. Aunque esta licencia fue formalmente revocada, Klein continuó sus actividades hasta 1989, evidenciando la complicidad y ambigüedad de la posición oficial israelí, que públicamente condenaba estas actividades mientras secretamente las facilitaba.

EL IMPACTO DURADERO EN BELLO

Las consecuencias de esta intervención extranjera se sintieron profundamente en Bello. Entre 1985 y 1995, el municipio experimentó una tasa de homicidios que llegó a superar los 100 por cada 100.000 habitantes, una de las más altas del mundo.

El impacto fue más allá de las muertes directas. Se produjo una ruptura del tejido social, una normalización de la violencia como método de resolución de conflictos, y un profundo trauma colectivo que aún persiste en muchas familias.

Los efectos sociales incluyeron:

  • Estigmatización territorial: Barrios enteros de Bello fueron marcados como "zonas de sicarios", dificultando el acceso al empleo formal para sus habitantes.

  • Economía distorsionada: El flujo de dinero del narcotráfico creó burbujas económicas locales, inflando precios y generando dependencia de la economía ilegal.

  • Migración forzada: Cientos de familias abandonaron el municipio huyendo de la violencia o para evitar el reclutamiento de sus hijos.

  • Crisis institucional: La infiltración del narcotráfico en las instituciones locales debilitó la gobernabilidad y la confianza ciudadana.

BELLO HOY: SUPERANDO EL PASADO

Tres décadas después, Bello avanza decididamente para superar su pasado. El municipio ha experimentado transformaciones significativas, incluyendo el desarrollo urbano, la mejora de servicios públicos y la diversificación económica. La cultura y el arte se han convertido en poderosos motores de cambio social, justificando su actual denominación como "Ciudad de los Artistas".

Las manifestaciones culturales, desde el teatro hasta la música y las artes plásticas, han permitido que muchos jóvenes encuentren alternativas de expresión y desarrollo personal lejos de la violencia. Espacios como la Casa de la Cultura y diversos colectivos artísticos han sido fundamentales en esta transformación.

Sin embargo, los desafíos persisten. Los índices de violencia, aunque reducidos respecto a los años 90, siguen siendo preocupantes. Las estructuras criminales han mutado, adaptándose a los nuevos tiempos, mientras que el desempleo juvenil continúa siendo un factor de riesgo para el reclutamiento criminal.

Cada paso adelante que da el municipio representa un triunfo colectivo sobre aquellas fuerzas externas que alguna vez intentaron definir su destino a través de la violencia importada.

JUSTICIA INCONCLUSA

El epílogo de esta historia está marcado por la impunidad. A pesar de que Colombia condenó a Klein a 11 años de prisión, nunca cumplió su sentencia. La Corte Europea de Derechos Humanos bloqueó su extradición en 2012 alegando "riesgo para su vida".

En Israel, Klein apenas recibió una multa de 10.000 dólares por exportación ilegal de armas, sin pena carcelaria. Murió en libertad en 2024.

Ningún funcionario israelí fue juzgado por permitir estas operaciones, y las víctimas en Colombia, particularmente en municipios como Bello, nunca recibieron reparación por el daño causado por esta intervención extranjera. Esta falta de justicia evidencia la doble moral con la que Israel ha manejado su participación en conflictos internacionales, presentándose como víctima mientras sus exmilitares sembraban violencia en otros países.

MEMORIA COMO RESISTENCIA

Hoy, colectivos de memoria histórica en Bello trabajan para documentar esta etapa oscura y transformar la narrativa sobre el municipio.

El objetivo de estos colectivos no es olvidar, pero tampoco quedar atrapados en ese pasado. Reconocer la complejidad de lo ocurrido, incluyendo la conexión israelí, es parte de entender que fueron víctimas de fuerzas mucho más grandes que ellos mismos.

Esta historia de mercenarios, intereses geopolíticos y vidas destruidas revela cómo las decisiones tomadas en despachos militares lejanos pueden transformar profundamente comunidades enteras. Para Bello, comprender este pasado es parte esencial de su camino hacia un futuro donde ya no sea definido por las sombras de la violencia, sino por la construcción de una nueva identidad colectiva basada en valores de paz, participación ciudadana y transformación social. Un municipio que trabaja por romper viejos paradigmas de violencia y construir una ciudadanía consciente, informada y sensible, que valora profundamente la vida y se compromete con la reconstrucción permanente del tejido social y la creación de oportunidades dignas para todos sus habitantes.


La Fuente mantiene su compromiso con un periodismo ciudadano que contribuya a construir una sociedad más informada, crítica y participativa.

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Comentarios

  1. Felicitaciones a quienes realizaron ésta investigación que da muchas luces de un tema que, por muchos años, ha Sido Tabú en el municipio y del que muchos no quieren que hable.

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